Las plantas eléctricas están compuestas por un motor de combustión interna, que puede funcionar con diferentes tipos de combustible, como Diesel, gas natural o propano, acoplado a un generador eléctrico.
Cuando se detecta una interrupción en la red eléctrica principal o una pérdida de voltaje, el sistema de control de la planta de emergencia se activa de manera automática y precisa. El motor se enciende y comienza a generar electricidad de respaldo en cuestión de segundos. Este proceso se lleva a cabo mediante un interruptor de transferencia automática ATS.
Estas plantas son fundamentales en entornos críticos, como hospitales, centros de datos, instalaciones industriales y servicios esenciales, donde la continuidad del suministro eléctrico es esencial para mantener operaciones vitales. Su tamaño y capacidad puede variar significativamente según las necesidades específicas de la aplicación, desde generadores portátiles que pueden transportarse fácilmente, hasta sistemas de gran escala instalados en ubicaciones fijas.
